La duda: la voz del ego
Va a pasar algo muy grande desde el momento en que te preguntas si tienes karma.
La respuesta es sí.
Eso es un sí, porque la duda es Satán. ¿Quién crees que te está sembrando la duda? ¿Quién crees que está dentro de tu pensamiento? Porque no piensas fuera de tu cabeza ni fuera de tu ser.
Entonces, esa cosa que es Satán está dentro de ti, siempre que te preguntes eso. Siempre que te preguntes si ya eres un ser iluminado, la respuesta es no. Y siempre que te preguntes si todavía tienes karma, la respuesta es sí.
El que sabe, ya no pregunta
Porque el que ya no lo tiene lo sabe.
Y ya no se pregunta nada, solo lo sabe.
Es como si yo estoy sentado en este sillón y pregunto: “¿estaré sentado en este sillón?”.
Es lo mismo.
Es exactamente lo mismo.
Para nosotros (Maestros, seres despiertos), es tan claro que nos causa lo que les acaba de causar a ustedes cuando hacen ese tipo de preguntas.
Es tan obvio verte ahí… para nosotros.
Pero para ti todavía no.
Ser el amor, no comprenderlo
Algún día van a ser algo muy similar a lo que son los maestros despiertos.
No van a tratar de comprender el amor: van a ser el amor mismo.
El amor va a ser parte de una experiencia directa, no de un pensamiento. Por eso es que lo van a saber. Es imposible no saberlo.
Y cuando eso suceda, no habrá duda.
Habrá certeza.
Certeza de lo que son, no de lo que creen que son.
El amor no será algo que buscan o que entienden, sino su propio estado natural.
Una vibración constante que emana sin esfuerzo, sin intención, sin límite.
La eternidad del proceso
Mientras no tengan esa certeza de lo que son, no.
No estás iluminado, ni ascendido, y aún cargas con karma.
Tienes mucho por hacer.
Puedes seguir evadiendo el llamado, ocupándote del mundo y dejando para después tu despertar, porque Dios, en su infinita compasión, te concede una eternidad para hacerlo.
Pero es así.
No es de otra manera.
Es así.
Cuando el amor te habita
Y cuando ya no tengas karma, cuando el amor te habite completamente, todo será tan obvio como estar sentado en el sillón y saberlo.
Entonces no habrá más preguntas, porque solo quedará la verdad, viviéndose a sí misma a través de ti.